Dave es una película que -sin importar las veces que se vea- se disfruta siempre como si fuera la primera vez que se ve.

Dirigida acertadamente por Ivan Ritman -que dirigió Cazafantasmas (Ghostbusters)- y actuada impecablemente por Kevin Kline y Sigourney Weaver, este filme es una mezcla de idealismo, amor, denuncia política y mucho humor.

Dave quien tiene una oficina de empleo, actúa en fiestas informalmente imitando personajes. Su particularidad es que tiene un parecido impresionante con el presidente de Estados Unidos y sí, cuando éste se enferma gravemente, altos funcionarios lo contratan para sustituirlo con la idea de poder manejar todo.

Dave entonces empieza a hacer de la política un escenario de situaciones muy graciosas, pero que además indican cómo debería de ser el mundo y la perspectiva de nuestros dirigentes.

Ahora, la película no se queda en la comedia, sino que apela al idelismo que la humanidad ha perdido, pues Dave es un verdadero patriota. Por si fuera poco, conoce a la Primera Dama, quien no estaba enterada del asunto y lo esperado ocurre, se enamoran.

A partir de ahí se desarrolla el argumento que a través de enredos nos irá mostrando los valores que todos extrañamos y una relación amorosa de cuento de hadas. Tal vez como inevitablemente pensamos todas que iba a ser el amor en un momento dado de ingenuidad y sueños.

De esta forma, se recupera el romanticismo de un mundo menos acelerado, donde lo que verdaderamente cuenta son los sentimientos, y donde los seres humanos son capaces de renunciar a todo por un amor. ver esta dulce película es un poco recordar como deberían construirse nuestras relaciones de pareja con lindos detalles, honestidad y sinceridad y cómo las decisiones importantes deberían tomarse más de acuerdo con una preocupación emocional que económica.

Por eso hay que ver Dave, para recuperar un poco ese paraíso perdido, donde el príncipe azul no necesariamente tiene poder o dinero, pero es todo un príncipe de corazón.